miércoles, 27 de septiembre de 2017

Arte


Una de las definiciones de la RAE sobre la palabra “arte” dice que es la manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. Nos asegura esta institución que sólo nosotros podemos hacer arte. Yo voy a discrepar con ella, pues también la naturaleza lo hace, continuamente, en cada una de sus expresiones vegetales o animales. Y así me lo mostró una cebra cuando simplemente me miró a los ojos.


martes, 5 de septiembre de 2017

Incongruencias



Me encantan los animales pero estoy a favor de las corridas de toros y las demás fiestas populares en las que se ridiculiza cualquier animal; me flipan los leones, elefantes y rinocerontes, y me gustan tanto que cuando los veo el cuerpo me pide pegarles un tiro y cargármelos y poner su cabeza colgada en cualquiera de mis paredes; me encanta la paz pero no presto atención a quién vende armas porque la responsabilidad estará en quien aprieta el gatillo; me muero de pena por los inmigrantes y refugiados pero yo no tengo la culpa de que en sus países se viva mal y algo estaremos haciendo bien para que quieran venir a los nuestros; me indigno porque las condiciones de los trabajadores sean cada vez peores pero ataco indiscriminadamente a los colectivos que los defienden porque hay que dar libertad al empresario para que algo de su dinero y trabajo nos caiga al resto; no tengo un duro, ni trabajo estable, pero apoyo a los partidos que favorecen la diferencia entre personas, sueldos y niveles de vida pues sus datos macroeconómicos me convencen de que eso es lo mejor para el país, para mi familia y para mí; soy tremendamente religioso y creyente de mi dios, pero estoy absolutamente en contra de los que son tremendamente religiosos y creyentes de otro dios; me parece bien que cada uno quiera a quien quiera, pero que no se besen dos hombres o dos mujeres delante de mí; me gustaría que todo el mundo tuviese al menos lo mínimo para sobrevivir, pero no soporto a los que me dicen que defienden que todo el mundo tenga al menos lo mínimo para sobrevivir; estoy todo el día enganchado al móvil, y al ordenador, y al ipad, pero no puedo comprender por qué mi hijo no lee nunca; mi ciudad es la mejor del mundo, aunque realmente no he salido mucho de mi ciudad.

Un porcentaje elevadísimo de la gente que lea esto estará de acuerdo con cada una de las afirmaciones que aquí expongo y esa es posiblemente la razón por la que resulta imposible cambiar las cosas y por la que la juventud vivirá siempre arrastrando las incongruencias de la adultez. Pero al recurso de dejar de luchar porque algo es utópico no se llega porque nos demos cuenta de que es imposible, sino porque con lo que choca realmente es con nuestras incongruencias. Y esas mejor no tocarlas, ¿no?