viernes, 9 de septiembre de 2016

Utopías



Alguien pensó y dijo hace casi dos mil años que las luchas de gladiadores no eran muy recomendables para la salud (y supervivencia) de los contrincantes; también alguno protestó por la injusticia de la esclavitud, por hacer trabajar a personas bajo el látigo de sol a sol sin remuneración alguna; hubo mujeres que dijeron que ellas deberían tener los mismo derechos que los hombres, e incluso hombres que las apoyaron; aparecieron personas que soñaban con que en España no hubiese guerra; algunas dijeron que era posible que en Europa tampoco las hubiese; otras muchas imaginaron un mundo en el que además de trabajar se pudiese tener tiempo para estudiar, para disfrutar del ocio o para estar con la familia. Hubo uno que dijo un día, por primera vez, que el sábado no se trabajase. Todas esas personas podrían haber sido tildadas de utópicas y de demagogas en su tiempo. Pero el paso de ese mismo tiempo corroboró que lo justo siempre se puede abrir paso ante lo que parece imposible en la actualidad. La justicia no es imposible. Hagamos reales las utopías actuales. 




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