lunes, 27 de enero de 2014

Tu mirada


Me transmites algo, un conocimiento ancestral que no puedo descifrar. Me miras con esos ojos profundos en los que puedo verme a mí mismo, pero por más que trato de comprender, no sé qué me intentas decir. Tu sonrisa es como un bálsamo curativo, como una especie de pócima capaz de enfrentarse a cualquier mal augurio. Hablamos lenguas distintas, tenemos colores opuestos, edades dispares y sexos contrarios, pero a pesar de eso, estamos a muy poco de entendernos. Tu mirada provoca que mi cabeza se estruje intentando abrir aquella puerta de mi cerebro que da entrada a una habitación luminosa, con las ventanas abiertas dejando pasar el sol, que pone “Lenguaje Universal”. Si, es la forma en la que todos los humanos podemos comunicarnos sin diferencias, sin tapujos, sin murallas, sin aduanas, con una simple mirada, con un solo gesto, con la misma presencia. Y al fin te entiendo, sé lo que me dices, y entonces yo también me río, te sonrío, y algo especial recorre mi cuerpo, una especie de ilusión por la llegada, al fin, de la ansiada utopía. Y te respondo de la misma forma, con la mirada, con nuestros ojos unidos por una vía de comunicación casi intergaláctica, transmitiéndote la respuesta a la pregunta que me habías hecho: “si, amiga, otro mundo es posible”.




1 comentario:

  1. Viajar permite no solo descubrir el mundo, sino descubrir a los otros y, por encima de todo, descubrirnos a nosotros mismos. Buena entrada, gran reflexión.

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