lunes, 21 de octubre de 2013

La ducha


Llega la noche a Calcuta, y unos cuantos conductores de rickshaws deciden poner fin a un duro día de trabajo transportando a gente y mercancías, corriendo de un lado a otro, bajo la lluvia, bajo el sol, bajo la noche, descalzos, tirando de sus carros como si de mulas se tratasen. El calor es asfixiante, la humedad siempre es máxima, el sudor empapa cuerpos y ropas, telas y vestidos, saris y pañuelos. Antes de ir a pasar la noche en su casa, es decir, en el propio rickshaw en el que dormirán, deciden limpiarse del día, quitarse impurezas procedentes de una jornada interminable esquivando, autobuses, taxis, burros y personas. Para ello hacen lo de siempre, llegan a la estación de tren, cruzan las vías, sortean por el camino a los numerosos perros y cuervos, a alguna vaca, a la basura y excrementos depositados en estas y, en una de ellas, detectan una tubería por donde se escapa el agua. Este es el lugar. Se lavarán relajadamente mientras conversan sobre las anécdotas que le ha deparado el día. La ducha perfecta. Mañana será otro día. Probablemente el mismo.
 

1 comentario:

Comenta, no te lo quedes dentro.